Los humanos no somos la única especie viva en el planeta que busca concentrar elementos para un mejor aprovechamiento. Pero si somos los que exclusivamente podemos tomar conciencia del impacto que producimos, cuando lo hacemos. Por ejemplo, contenemos el agua para nuestro uso y beneficio, pero tenemos que instalar entonces unos aliviaderos a fin de manejar efectivamente el preciado líquido
En la naturaleza podemos ver que los castores cierran el cauce de los ríos para formar lagos que posibilitan aislar sus hogares construidos en el medio. Pero la función de las represas no es el aprovechamiento del líquido, por lo tanto, el agua al alcanzar el nivel de rebose sigue su camino a través del cauce. Además de que esas detenciones son temporales y las corrientes todos los años retoman sus características propias.
No es nuestro caso, en que la construcción la pensamos con visos de eternidad y buscamos la forma de acumular millones de metros cúbicos de líquido en áreas inmensas. Pero aunque pretendamos inundar toda el área posible, siempre existe el peligro de que en algún momento de excesivo aporte hidráulico se superen las expectativas de nivel.
Si esto llegara a suceder, se podrían afectar las áreas laterales de la estructura de contención y comenzar un curso de socavación que terminaría por desaguar en forma no controlada el contenido de la misma. Todos hemos visto películas donde un dique falla y el desbordamiento consecuente arrasa con el poblado al que sirve.
Para evitar esta posibilidad de fallo, a las represas se le colocan aliviaderos que son compuertas que permiten controlar los aumentos del nivel, ya sean estacionales o eventuales.
Por otra parte, en las plantas de tratamientos de aguas residuales es perentorio el uso de aliviaderos, debido al manejo de grandes masas líquidas con distintos estados de contaminación, a las que se les ha de aplicar los procesos necesarios para recuperarlas. Pero en medio de todo ese camino es imperativo almacenarlas, o al menos irle dando paso controlado a lo largo de todas las etapas.
En este caso los aliviaderos tienen como función ser el camino apropiado para dar continuidad a los efluentes, de un paso a otro del proceso aplicado a los fluidos a descontaminar.