Ser padres es una de las sensaciones más hermosas que pueda sentir un ser humano, y toda nuestra atención deja de ser personal y se orienta a nuestros hijos. Una duda que se genera cuando llega la hora de dar esos primeros pasos en el mundo educativo es si realmente es bueno enseñarles inglés desde muy chicos, la respuesta es clara, mientras más joven se infunde una segunda lengua mejor para el individuo, así que una guardería inglés es una excelente alternativa para trabajar en el nuevo idioma.
España no se caracteriza por ser un país cuyos habitantes sean bilingües, de hecho la mayoría de los jóvenes que salen egresados de educación inicial tienen dificultades para comprender el idioma, de tal manera, que el papel de las academias es crucial para desarrollar tales habilidades, y cada vez son más los padres interesados en complementar sus estudios del idioma extranjero, siendo conscientes de su relevancia y necesidad para el futuro.
Ventajas de aprender desde temprana edad
1.- Resulta natural y sencillo: al tratarse de niños de unos 3 años el aprendizaje se logra de forma innata, sin un esfuerzo voluntario, la comprensión del mismo, va de la mano con el desarrollo de la estructura cerebral. Por su parte, la pronunciación y dominio será de mayor calidad, se les puede denominar como una esponja, absorbiendo y asimilando toda la información de forma notable, lo más seguro es que se conviertan en niños bilingües si se mantienen en constante contacto con el inglés.
2.- Mejora la salud mental: no solo se convierten en personas bilingües, obtienen una mayor concentración, desarrollan una habilidad y agilidad natural para resolver problemas, son eficaces en diversas tareas y alcanzan una excelente memoria.
3.- Pierden la vergüenza: no es lo mismo iniciarse con 4 años que con 12, ya cuando tienen una comprensión clara del entorno social, el niño se vuelve digamos “penoso”, y tiene miedos y dudas a la hora de expresarse en un lenguaje desconocido, bien sea por no querer quedar mal frente a sus amigos o avergonzarse de él mismo, mientras que los chiquitines no sufren de miedo escénico y se lanzan a hablar y practicar sin importarle que piensen los demás, formando confianza en ellos mismos.